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Jueves 28 de Marzo de 2024, Buenos Aires Argentina, Año XXII, Nº 8847

Mundial 1938-
Mundial 1938

Mundial 1938- Los Datos

Los Participantes: Italia, Hungría, Checoslovaquia, Francia, Suiza, Cuba, Rumania, Alemania, Polonia, Noruega, Bélgica, Holanda y Antillas Holandesas

El Comentario
El torneo comienza con una descerción que nadie esperaba. Argentina decide no participar debido a que la sede para la disputa del torneo iba a ser su país pero la FIFA se inclinó por Francia ya que argumentó que cumplía mejor con los medios para adpatar sus estadios. Italia revalidaba su condición de campeón del mundo, en un clima más tranquilo que en el mundial anterior, al vencer en tiempo suplementario a Noruega, a Francia en segunda ronda, Brasil en semifinal y Hungría en la final

Sedes: París, Marsella, Burdeos, Estrasburgo, Le Havre, Toulouse, Reims, Lille, Antibes
El estadio de la final: Estadio Colombes, con una capacidad para 65.00 personas y que fue inaugurado en 1922. Fue sede de la Villa Olímpica en 1924.
Goles Convertidos: 84 en 18 encuentros
Gol 200 en un mundial: Gustav Wetterstrom (Suecia)
Total de Espectadores: 483.000
Ingresos : Franco Franceses 6.000.000
La vestimenta: Algunos arqueros comenzaron a utilizar gorras, los guantes no habían llegado y otros comenzaron a ponerse rodilleras
La pelota: Se utilizó la pelota con válvula un invento de argentinos. Para inflarla ya no se necesitaba descocer el cuero
Los números del mundial:
8-0 fue el resultado más abultado, el triunfo de Suecia sobre Cuba
17 de los 84 goles fueron de cabeza
El goleador: Leonidas Da Silva (Brasil)
La figura: Leonidas Da Silva (Brasil), jugó en Bonsucesso, Peñarol, Vasco Da Gama, Botafogo, Flamengo y San Pablo. Era centrodelantero con un gran cabezazo
El equipo ideal: Planicka (Checoslovaquia), Da Guía (Brasil), Rava (Italia), Serantoni (Italia), Andreolo (Italia), Locatelli (Italia), Meazza (Italia), Sarosi I (Hungría), Biavati (Italia), Leonidas (Brasil), Titkos (Hungría)
Anécdotas: Clasificada por la deserción de EE. UU., Colombia, Costa Rica, El Salvador, México y Surinam, Cuba disputó el único Mundial en todo su historial. Dirigido por Jesús Gironella, verdadero decano del fútbol en la Isla, los entusiastas cubanos debutaron en Toulouse ante Rumania. Si bien los europeos no representaban una potencia de su continente, el hecho de haber participado con cierto protagonismo en los dos Mundiales anteriores los suponía en ventaja ante los ignotos caribeños. La sorpresa fue total cuando los cubanos se sobrepusieron a un 1 a 0 en contra en el primer tiempo para finalizar empatando 3 a 3. El segundo encuentro los isleños derrotaron a los rumanos por 2 a 1. Agotados, los cubanos se trasladaron a Antibes. Allí enfrentaron con Suecia y la aventura terminó con el 8 a 0 propinado por los escandinavos.
Un partido llamó la atención en los cuartos de final. Brasil-Checoslovaquia terminó 1 a 1 y fue conocido como "La batalla de Burdeos". Por ejemplo, ni bien Zezé (marcador brasileño) identificó de entre tantos rubios al todavía entonces vigente Nejedly, le asestó un golpe que le valió la expulsión. Luego Riha y Machado se pegaron, y Planicka se retiró con una clavícula rota.
El escándalo: Tal vez la influencia de la guerra en el Mundial sólo resista comparación con lo ocurrido cuatro años antes en Italia, donde la presencia del Duce desnaturalizó la competencia. Aquí fueron los alemanes quienes intentaron alcanzar lo que no podían en el campo a través de mecanismos oscuros. Punto de despegue de la voracidad hitleriana, en marzo de 1938 Alemania invadió Austria y la anexó como parte de su territorio. Pero no sólo incorporó a sus fronteras la geografía austríaca: de igual modo, algunos de los geniales futbolistas se calzaron la camiseta blanca germana para disputar el Mundial de Francia. Sindelar, el mejor jugador austríaco, se negó en forma terminante. Denostado, sin trabajo y solitario, se suicidó el 22 de enero de 1939. Finalmente, Raftl, Skoumal, Stroh, Neumer y Hahnemann representaron a Alemania. El debut ocurrió el 4 de junio en París ante Suiza. El primer encuentro finalizó 1 a 1. La revancha, disputada el día siguiente, fue seguida por una multitud que, invariablemente, hizo sentir su apoyo a los suizos entonando la Marsellesa en detrimento del régimen nazi. Fue así que los alemanes no pudieron preservar una ventaja inicial de dos goles para caer por un 4 a 2 festejado con algarabía por los parisinos
La Final
Dos escuelas distintas de practicar el fútbol, se enfrentaron y ofrecieron un espectáculo sensacional, superior en nivel a los encuentros decisivos de Uruguay 30 e Italia 34. Una rápida combinación entre Meazza y Colaussi colocó al equipo de Pozzo al frente apenas disputados seis minutos. Una fenomenal jugada de Sarosi que concretó Titkos puso el empate, pero a partir de allí todo fue de Italia, que dominó a voluntad. Piola dos veces y otra vez Colaussi marcaron las diferencias. Sarosi anotó el descuento y colocó el 4 a 2 final. Italia bicampeón. Los franceses, claramente de lado de los húngaros, supo reconocer el buen juego de los vencedores.